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Adivinanzas para niños

Tengo cabeza de hierro
y cuerpo de madera
al que yo le piso un dedo
menudo grito que pega.

 

 

Tiene agua y no es botijo;
está siempre en el jardín;
y cada vez que se enrosca,
aunque no espanta una mosca
tiene pinta de reptil.

 

 

Mono, y no está en la selva;
patín, pero no es un pato.
Tienes que decir qué es
antes de que cuente cuatro.

 

 

Subo llena
y bajo vacía,
y si no me apuro,
la sopa se enfría.

 

 

Dos compañeras
van al compás,
con los pies delante
y los ojos detrás.

 

 

Me pones y me quitas,
me tomas y me dejas,
gracias a mi no tiritas
y estoy hecho de madejas.

 

 

En alcobas y salones
siempre estamos en el suelo,
y en los cuentos orientales
hasta hacemos algún vuelo.

 

 

Una encontró Aladino,
pero esta no tiene duende,
aunque todo lo ilumina
cada vez que se enciende.

 

 

Tengo ruedas y pedales,
cadena y un manillar;
te ahorro gasolina
aunque te obligue a sudar.

 

 

A pesar de tener patas,
yo no me puedo mover.
Llevo la comida a cuestas
y no la puedo comer.

 

Pequeña, pequeña como un ratón
y guarda la casa como un león.

 

 

Si la cosa está que arde,
yo soy el mejor remedio;
en la puerta de mi casa
un cartel dice sin guasa:
"Rómpase en caso de incendio".

 

 

Si aciertas esta pregunta,
te anotarás un buen tanto:
¿qué cosa acabada en punta
tienes entre risa y llanto?

 

Un tipo de fino talle
que con sólo tres colores
ayuda a cruzar la calle
a los niños y mayores.

 

Sin estrujarte el testuz
y rápido cual centella,
¿sabrás decirme qué estrella
nunca jamás tiene luz?

 

 

Esta pregunta la hago
a listillas y listillos:
¿qué necesita una mosca
para entrar en un castillo?

 

Adivina esto en el tiempo
que se tarda en dar un brinco:
¿qué pasó ayer en Toledo
entre las cuatro y las cinco?

 

Es una planta
con una flor,
que gira y gira
buscando el sol.

 

Ahora verde,
ahora marrón.
Soy cama,
mas no te tumbes,
porque también soy león.

 

 

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